Venas várices: uno de cada cuatro adultos podrían desarrollar esta enfermedad, ¿cómo evitarla?

Las várices, comúnmente asociadas a un problema estético, representan una condición médica con consecuencias potencialmente graves. Según la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular, cerca del 25 % de la población adulta occidental presenta várices.
Es decir, uno de cada cuatro adultos las padece, aunque en muchos casos se deconoce el diagnóstico y, por consiguiente, no se sigue un tratamiento adecuado.
Un estudio publicado por la revista Medicina Clínica revela que las mujeres son más propensas a desarrollarlas, especialmente a partir de los 30 años, y que el riesgo se triplica con la edad. A pesar de su alta prevalencia, persiste un amplio desconocimiento sobre sus causas, síntomas, tratamientos y consecuencias si no se abordan a tiempo.

Las venas várices pueden causar úlceras o generar dolor crónico. Foto:iStock
“Esta es una afección puede comprometer gravemente la calidad de vida, generar úlcera venosa, trombosis, dolor crónico o incluso, en casos avanzados, afectar la movilidad y la salud vascular”, advierte el doctor Alberto Muñoz Hoyos, cirujano vascular y endovascular del equipo de la Clínica Vascular de Bogotá.
¿Qué son las várices y cómo se ven?
Una señal es tener venas de color azul oscuro o morado. Foto:iStock.
Las várices son dilataciones anormales de las venas superficiales, que aparecen sobre todo en las piernas. Surgen cuando las válvulas venosas, encargadas de llevar la sangre de vuelta al corazón, fallan. Esto provoca estancamiento sanguíneo, inflamación y la aparición de venas visibles, retorcidas y dolorosas.
Algunas de las señales que podrían alertarlo de padecer venas várices son:
- Aparición de arañas vasculares o venas azuladas.
- Dolor tras estar de pie o sentado mucho tiempo.
- Hinchazón, pesadez o picazón.
- Cambios de color en la piel.
- Heridas o úlceras que no sanan.
Hay algunos factores de riesgo como antecedentes familiares, el embarazo, los cambios hormonales, el envejecimiento, la obesidad o el sedentarismo, que lo pueden hacer más propenso a las venas várices.
¿Cómo prevenir las venas várices?
El ejercicio es una forma de prevenirlas. Foto:iStock
Si bien no hay una 'fórmula mágica' que pueda evitar que se de esta enfermedad, lo cierto es que sí puede modificar sus comportamientos o estilo de vida para tratar de evitar desarrollar las venas várices.
De acuerdo con información de la Clínica Mayo, caminar con regularidad es una excelente forma de favorecer la circulación sanguínea en las piernas; por lo que puede ser un consejo para evitar esta enfermedad.
Además, controlar el peso corporal ayuda a reducir la presión sobre las venas, al igual que mantener una dieta baja en sal, lo que previene la retención de líquidos y la hinchazón.
En casos de cirugía mayor o bypass coronario, esa vena podría ser vital para salvarle la vida al paciente. Por eso promovemos métodos que preserven la safena, como la reorientación del flujo venoso
El uso de calzado adecuado, señala información de la Clínica Mayo, también es clave: evitar tacones altos es una buena opción, ya que estos activan los músculos de los gemelos, beneficiando el retorno venoso.
En esto coincide el médico Muñoz Hoyos; quien aconseja hacer actividad física a diario, especialmente caminar; no permanecer en una misma posición por mucho tiempo; usar medias de compresión si hay antecedentes; evitar el tabaco y controlar el peso.
De otro lado, para mejorar el flujo sanguíneo, se recomienda levantar las piernas por encima del nivel del corazón durante algunos minutos al día.
Diagnóstico y tratamiento
¿Qué influencia tiene la menopausia en las venas várices? Foto:City TV
El diagnóstico comienza con una evaluación física y puede incluir una ecografía Doppler venosa, una prueba indolora que permite analizar el flujo sanguíneo y detectar coágulos.
Los tratamientos pueden variar entre medidas de autocuidado o procedimientos médicos o quirúrgicos, en casos más avanzados.
Aunque en el pasado se recurría a la extirpación de la vena safena, el Dr. Muñoz Hoyos advierte sobre los riesgos de esta práctica: “En casos de cirugía mayor o bypass coronario, esa vena podría ser vital para salvarle la vida al paciente. Por eso promovemos métodos que preserven la safena, como la reorientación del flujo venoso”.
Este método, implementado en más de 380 pacientes por la Clínica Vascular de Bogotá, es menos invasivo, acelera la recuperación y minimiza las secuelas. También existen alternativas como escleroterapia, láser y microcirugía, según cada caso.
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