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La neuromodulación regula el cerebro para afrontar el estrés diario

La neuromodulación regula el cerebro para afrontar el estrés diario

Vivimos en un mundo acelerado, lleno de exigencias, información y responsabilidades. El cuerpo puede incluso soportar cortos períodos de presión: esto es parte de la supervivencia humana. Pero cuando el estrés se vuelve constante, deja de ser útil y se vuelve perjudicial.

La respuesta biológica al estrés está coordinada principalmente por el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal (HPA). En situaciones de amenaza o sobrecarga emocional, este sistema estimula la liberación de cortisol, la principal hormona del estrés. A corto plazo, el cortisol ayuda al cuerpo a reaccionar. Pero en niveles crónicos, desregula el funcionamiento del cerebro y del cuerpo.

El estrés prolongado puede:

  • Altera el equilibrio neuroquímico del cerebro, perjudicando la producción de serotonina, dopamina y noradrenalina;
  • Aumenta el riesgo de insomnio, ansiedad , depresión y dolor físico persistente;
  • Debilita el sistema inmunológico y afecta la salud cardiovascular.

Además, la acumulación prolongada de procesos bioeléctricos desequilibrados en el sistema nervioso puede generar expresiones fisiológicas igualmente desequilibradas, que afectan los ritmos biológicos, las funciones viscerales y los estados emocionales. En muchos casos, el cerebro entra en un modo de alerta crónico, lo que dificulta relajarse, concentrarse y sentirse bien, incluso en momentos de descanso.

El papel de la neuromodulación en el control del estrés y los síntomas asociados

Aquí es donde entra la neuromodulación: un conjunto de técnicas que actúan directamente sobre el sistema nervioso central, con el objetivo de remapear la actividad cerebral y restablecer el equilibrio funcional.

A diferencia de los medicamentos, que actúan sistémicamente, o de la psicoterapia , que trabaja sobre el contenido emocional, la neuromodulación actúa directamente sobre los circuitos neuronales, influyendo precisamente en la comunicación entre las células nerviosas y los patrones bioeléctricos del cerebro.

Se han estudiado técnicas no invasivas como la estimulación magnética transcraneal (EMT), la estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) y la tecnología REAC con resultados prometedores en el control del estrés. Varios estudios clínicos e informes de casos muestran beneficios como:

  • Reducción de la ansiedad y la irritabilidad;
  • Mejora la calidad del sueño;
  • Mayor claridad mental y concentración;
  • Reducción del dolor crónico asociado al estrés.

Estas intervenciones no sustituyen otros enfoques, pero pueden complementar poderosamente los tratamientos tradicionales. La gran ventaja es que son seguros, indoloros y no invasivos, con bajos efectos secundarios y buena aceptación.

¿Quién puede beneficiarse y cómo se realiza el tratamiento?

La neuromodulación puede ser útil para:

  • Personas sometidas a estrés intenso crónico;
  • Profesionales que viven bajo presión constante (médicos, ejecutivos, profesores, cuidadores);
  • Pacientes con burnout;
  • Personas con trastornos de ansiedad persistente o que no responden bien a la medicación.

Cada técnica tiene sus indicaciones específicas y el tratamiento debe iniciarse siempre con una evaluación médica cuidadosa, que incluya el análisis de la historia clínica, el patrón de síntomas y el estilo de vida.

Una sesión típica de neuromodulación puede durar desde unos segundos hasta unos 30 minutos, dependiendo de la técnica utilizada y el propósito del tratamiento. Los resultados se pueden apreciar desde la primera sesión, aunque generalmente se hacen más evidentes a las pocas semanas de iniciado el tratamiento, con una progresiva reorganización funcional del sistema nervioso.

Es importante recordar: la neuromodulación es una tecnología prometedora, pero no es magia. Debe aplicarse de forma responsable, dentro de estándares éticos y por profesionales cualificados. Las falsas promesas de “cura permanente” o “resultados garantizados” deben tomarse con cautela.

Conclusión

El estrés es parte de la vida, pero no tiene por qué dominar nuestra salud. Con los avances de la ciencia y el uso de tecnologías como la neuromodulación, ahora es posible ayudar al cerebro a recuperar su autorregulación natural, aliviando síntomas que antes parecían imposibles de controlar.

La buena noticia es que, con orientación profesional y un tratamiento adecuado, el cerebro puede aprender a lidiar mejor con la presión, y eso es un logro real y duradero.

*Artículo escrito por el médico Fábio Bechelli (CRM-SP 108.409 | RQE 24.269), secretario de la Sociedad Científica Internacional de Optimización Neuropsicofísica y miembro de Brasil Salud

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