Verano, nuestra piel nos habla: ¿sabes qué te dice?

El verano trae consigo camisetas ligeras, piernas al descubierto, trajes de baño y ganas de estar al aire libre. Y ahora, cuando la piel está más expuesta, puede convertirse en un valioso aliado para detectar si algo anda mal. «La piel es un órgano en todos los sentidos. Es el más grande y también uno de los más elocuentes. Solo hay que saber escuchar», afirma Francesco Dentali , director del Departamento del Área Médica del Hospital Sette Laghi de Varese y presidente de FADOI, la Federación de Internistas Hospitalarios. Antes, los médicos diagnosticaban observando, sintiendo y oliendo. Hoy, a pesar de la tecnología, hemos olvidado cuánto puede hablar el cuerpo, y en particular la piel. Pero las señales están ahí. Y hay que reconocerlas.
Signos de la piel en veranoEl verano es una época especialmente estresante para la piel, y algunos síntomas que aparecen o empeoran durante esta estación no deben ignorarse, ya que pueden ser señal de afecciones sistémicas, dermatológicas o relacionadas con los hábitos. «Durante esta estación», explica Dentali, «es común notar enrojecimiento, picor o ampollas tras la exposición al sol. Normalmente, pensamos inmediatamente en una simple quemadura solar, y a menudo lo es, pero no siempre se trata de una erupción cutánea trivial. De hecho, existen afecciones diferentes y más insidiosas, como las reacciones de fotosensibilidad, que pueden parecer similares a las quemaduras solares, pero tienen causas y significados muy diferentes».
Reacciones de fotosensibilidadLa quemadura solar clásica es una inflamación aguda de la piel causada por la exposición excesiva a los rayos UVB sin la protección adecuada. Suele aparecer unas horas después de la exposición y se manifiesta como enrojecimiento, calor localizado y, en ocasiones, ampollas. Suele afectar zonas directamente expuestas, como hombros, cara y espalda, y se resuelve espontáneamente en pocos días. Sin embargo, no todos los enrojecimientos o erupciones cutáneas tras la exposición solar son simplemente quemaduras solares. Algunas pueden ser reacciones de fotosensibilidad, relacionadas con el uso de medicamentos (como antibióticos, antiinflamatorios o diuréticos) o cosméticos, que resultan en síntomas fototóxicos (más rápidos, como enrojecimiento y ampollas, similares a una quemadura intensa) o fotoalérgicos (hasta 72 horas después, como eccema con picor, incluso en zonas no expuestas directamente a la luz), o manifestaciones de enfermedades autoinmunes como el lupus cutáneo —explica el presidente de FADOI—, y añade: «En estos casos, podemos experimentar erupciones fotosensibles que empeoran inmediatamente tras la exposición solar, a menudo en zonas como la cara y el escote. En estos casos, la fotosensibilidad es un síntoma de la propia enfermedad, no una reacción a factores externos».
El SOS de la pielCuando la piel se ve seca, tirante, enrojecida o empieza a descamarse, solemos pensar que se trata simplemente de irritación. En realidad, estos signos pueden decirnos mucho más: indican que la piel ha perdido parte de su hidratación natural, tanto superficial como profunda. Beber poco, sobre todo con el calor del verano, también afecta a la elasticidad y la salud de la piel. Cuando el cuerpo está deshidratado, la piel es uno de los primeros órganos en sufrir. Lavarse con demasiada frecuencia y usar productos agresivos o perfumados (como jabones alcalinos, exfoliantes o alcohol) puede dañar nuestra capa protectora natural: la película hidrolipídica. ¿El resultado? La piel pierde agua con mayor facilidad y se vuelve más reactiva. Los factores ambientales también pueden contribuir: el aire acondicionado, el viento, la exposición al sol o los ambientes secos aumentan la evaporación del agua de la piel, empeorando la sequedad. A medida que envejecemos, todo esto empeora: la piel madura pierde naturalmente agua y lípidos, las glándulas sudan y secretan menos, y la renovación celular se ralentiza. Por eso, la piel envejecida tiende a ser más seca, frágil y vulnerable, añade Dentali.
Tenga cuidado con la hinchazón y el enrojecimiento.Con el calor, muchos pacientes notan hinchazón en las piernas , enrojecimiento o cambios en el color de la piel, especialmente en las extremidades inferiores. ¿Cuándo son normales estos signos y cuándo se debe buscar atención médica? "En muchos casos", responde el médico, "se trata de respuestas fisiológicas del cuerpo al calor: la vasodilatación inducida por las altas temperaturas puede causar un edema leve, especialmente en quienes pasan mucho tiempo de pie o sentados. Sin embargo, hay situaciones en las que estos signos no deben ignorarse, ya que podrían ser una señal de alerta de una afección médica más grave, como insuficiencia venosa crónica, trombosis venosa o insuficiencia cardíaca".
Signos de insuficiencia venosaDurante los meses más cálidos, los síntomas de insuficiencia venosa tienden a agravarse: las venas tienen dificultades para devolver la sangre al corazón, lo que provoca estancamiento en los vasos periféricos. Esto puede causar hinchazón de tobillos, especialmente al anochecer, telangiectasias (arañas vasculares visibles) y varices, sensación de pesadez o picor, y cambios en la piel como hiperpigmentación, dermatitis o incluso úlceras en casos avanzados. «La insuficiencia venosa crónica», continúa Dentali, «puede ser causa o factor contribuyente a la trombosis venosa. Cuando la sangre se estanca en las venas durante demasiado tiempo, especialmente en presencia de varices significativas, inmovilidad prolongada o antecedentes familiares, se puede formar un coágulo que obstruya la vena. La trombosis venosa es una afección potencialmente grave: puede presentarse con hinchazón repentina, dolor, enrojecimiento y calor localizado, a menudo afectando solo una pierna. Sin embargo, en algunos casos, puede permanecer casi asintomática hasta que surgen complicaciones. El riesgo más temido es que el coágulo se desprenda y migre a los pulmones, causando una embolia pulmonar, que puede ser potencialmente mortal. Por esta razón, cualquier signo de edema anormal, especialmente unilateral, doloroso o de nueva aparición, justifica una evaluación inmediata, a menudo con una ecografía Doppler color venosa de las extremidades inferiores».
Nevos aracniformes y redes venosas: signos que no debes ignorar.Si hemos notado pequeñas dilataciones capilares con forma de araña, ¿son nevos aracniformes? Se trata de pequeñas dilataciones de los capilares superficiales de la piel que tienen una apariencia característica: un punto rojo central del que se ramifican finas ramas capilares con forma de araña. Presiónelos con un dedo: si desaparecen y luego reaparecen, es una señal a la que hay que prestar atención. "Pueden ser inofensivas, pero también pueden indicar una enfermedad hepática", advierte Dentali. Lo mismo ocurre con las redes venosas que aparecen en nuevas zonas: pueden indicar un problema circulatorio que el cuerpo intenta evitar. Preste también atención a las estrías sospechosas: las estrías son comunes, pero algunas estrías de color rojo intenso merecen atención. "En algunos casos, pueden ser una señal de alerta del síndrome de Cushing, relacionado con el exceso de cortisol", explica Dentali. Incluso las estrías muy pálidas pueden ser reveladoras: "A menudo se acompañan de un tipo de anemia".
Cambios de color: no siempre es solo cansancioNo se trata solo del cuerpo: también deberíamos prestar más atención a nuestro rostro, especialmente a nuestra tez. Una tez grisácea no es solo un signo de fatiga. "Podría ser un signo de afecciones como la hemocromatosis, causada por una acumulación excesiva de hierro. Una tez amarillenta, por otro lado, suele ser la primera señal de alerta de una afección hepática. El color de la piel es un indicador simple pero eficaz y no debe subestimarse, especialmente si cambia repentinamente o en una zona específica", explica Dentali. El rostro, de hecho, es como el espejo del corazón, y no solo por decirlo así. Un estudio danés con más de 11 000 adultos relacionó cuatro signos cutáneos con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular: calvicie frontal, arrugas en los lóbulos de las orejas, pliegues en los lóbulos de las orejas y xantelasma (depósitos de grasa amarillenta alrededor de los ojos). "Quienes presentan al menos tres de estos signos tienen un 39 % más de riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca y un 57 % más de riesgo de sufrir un infarto", enfatiza Dentali. “Sin embargo, muchos pacientes los ignoran”.
Xantelasmas: pequeños pero importantesTambién hay que tener cuidado con los xantelasmas, pequeñas acumulaciones de grasa bajo la piel que aparecen como manchas amarillentas planas o ligeramente elevadas alrededor de los ojos, especialmente en los párpados. «No causan molestias; son asintomáticos. Pero pueden indicar colesterol alto», explica Dentali. Pueden aparecer incluso en personas que nunca se han hecho análisis de sangre, lo que los convierte en un valioso indicador visual.
Uñas y dedos: cuando la forma cambiaLas uñas con forma de vidrio de reloj y las puntas de los dedos moradas son señales a las que hay que prestar atención. «Esta afección, llamada hipocratismo digital, se observa a menudo en pacientes con problemas respiratorios crónicos», explica Dentali. «Es típica de los fumadores empedernidos e indica falta de oxígeno en la sangre».
Mirar siempre: el diagnóstico empieza por los ojos«La tecnología médica está avanzando a pasos agigantados, pero no podemos olvidar la observación clínica», concluye Dentali. «Un paciente informado puede convertirse en un aliado. Si aprende a reconocer las señales de su cuerpo, puede ayudarnos a realizar diagnósticos más tempranos». En resumen, bajo el sol del verano, es bueno mirarse al espejo con nuevos ojos para aprender a detectar lo que no va bien.
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