La Rochelle: Inmersión en la historia local a través del lenguaje de señas

Lleva tres años ofreciendo sus servicios como emprendedor autónomo. En colaboración con la Oficina de Turismo, el acuario y el Centro de Monumentos Nacionales, comparte sus conocimientos con turistas que utilizan la lengua de señas. «Siempre me ha gustado visitar, descubrir nuevos lugares y, sobre todo, compartir mis descubrimientos. Ser guía es una profesión de comunicación, y para mí fue natural hacerlo en lengua de señas, mi lengua. Es una forma de comunicarme de forma diferente, con el cuerpo, las emociones y una presencia real. Es un maravilloso reconocimiento de la importancia de la mediación accesible».
El grupo avanza en silencio por las calles históricas de La Rochelle, pero la comunicación por señas no cesa. Por el camino, aprenden nuevas palabras: Renacimiento, Île de Ré… Como persona que no sabe comunicarse por señas, el grupo puede resultar intrigante. A lo largo del camino, muchos curiosos observan al grupo.
El recorrido por la ciudad duró más de dos horas, pero nadie se cansó. Yves tiene esa capacidad de hacer que la gente se sienta cómoda. Consigue crear una cercanía, no solo consigo mismo, sino también entre los guías. «Lo que a menudo me sorprende es el cambio de actitud del grupo. Al principio, algunos no saben realmente qué esperar; se preguntan si la historia realmente les interesará. Pero una vez que el recorrido comienza en lengua de señas, todo se vuelve fluido. Hay una verdadera inmersión, porque compartimos no solo conocimientos, sino también nuestra cultura, nuestro humor, nuestra forma de expresarnos visualmente. Es un lenguaje rico, expresivo y vibrante».
Me gustaría mucho contribuir al desarrollo y la creación de puestos de guía turístico para personas sordas en Francia. Hoy en día, hay muy pocos. Sin embargo, existe una necesidad real en todos los ámbitos: historia, ciencia, patrimonio, arte... La mediación en lengua de signos, a cargo de personas sordas, es un recurso valioso para todo el público», añade Yves Prud'Homme.

Marion Arnoult
SudOuest