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¿Podemos descartar que exista un planeta gemelo de la Tierra justo al otro lado del Sol?

¿Podemos descartar que exista un planeta gemelo de la Tierra justo al otro lado del Sol?

El punto al que te refieres en tu pregunta es lo que conocemos como el punto de Lagrange 3 (L3), que es un punto de equilibrio en el espacio, ubicado en el lado opuesto del Sol respecto a la Tierra. Sería el punto antipodal en la órbita de nuestro planeta. En el esferoide que es la Tierra, los puntos antipodales de muchas localidades españolas están en Nueva Zelanda o en las aguas del océano Pacífico que la rodean, aunque históricamente se ha hablado de Australia como “las antípodas”.

L3 es un punto de equilibrio inestable, lo que quiere decir que cualquier objeto ubicado en él se desplazaría de su posición si no se le aplica una fuerza constante para mantenerlo ahí. Por esa razón, entre otras, no lanzamos satélites a L3 y sí los lanzamos a otros puntos de Lagrange —L4 o L5— porque una vez que los colocamos en uno de esos dos lugares, ahí se quedan, lo que no ocurriría en L3. En L3 se equilibra la atracción gravitatoria entre el Sol y la Tierra; pero, como te decía, es un equilibrio muy inestable porque cualquier otro cuerpo celeste próximo lo desequilibraría.

Ese punto es completamente invisible desde la Tierra, así que las comunicaciones directas desde nuestro planeta quedarían bloqueadas por el Sol. Supongo que por esa razón la posibilidad que planteas en tu pregunta la sitúas ahí, porque si hubiera un objeto celeste en ese lugar, no podríamos verlo. Pero que no podemos verlo directamente no significa que no seamos capaces de detectar si hay o no algún cuerpo celeste ahí.

Como sí podríamos detectarlo, puedo responderte que no, no hay ningún planeta ni ningún objeto celeste masivo en ese punto. Y lo sabemos por varias razones.

En primer lugar, una tierra o cualquier otro planeta situado ahí ejercería una fuerza gravitatoria y esa fuerza influiría en todo lo que se mueve, así que lo hubiésemos medido. Por ejemplo, todas las sondas que hemos mandado a Venus, a Marte o a cualquier otro sitio, no hubieran podido aterrizar si existiera una Tierra en ese lugar porque para los cálculos de navegación de esas sondas hubiera sido necesario introducir su masa gravitatoria; que no sería nada despreciable. Y dado que las sondas han llegado sin problemas, este es el primer argumento. Podemos descartar objetos de más de cien kilómetros de diámetro. Por debajo de ese diámetro, la fuerza de gravedad sería inapreciable, pero por encima sí deberíamos haberla notado.

Esa es la primera razón por la que podemos descartar la presencia de lo que se conoce comúnmente como una contra-Tierra. Hay otro argumento: también hemos lanzado sondas espaciales para observar el sol, que habrían visto algo que estuviese ahí. Por ejemplo, las sondas STEREO de la NASA, lanzadas en 2006, habrían detectado esa hipotética Tierra porque el L3 sí fue visible para ellas.

Y por último, el tercer argumento es que al ser un punto de equilibrio inestable, un objeto en ese punto se acabaría moviendo. Por ejemplo, Venus se acerca a esa posición cada pocos meses; y por eso, desplazaría cualquier objeto masivo desde ese punto antipodal hasta otra órbita en la que sí sería visible desde la Tierra. Así que la respuesta es clara, no hay ninguna otra Tierra en L3.

En general, tenemos un censo bastante completo del sistema solar para asteroides brillantes, aunque no es totalmente exhaustivo, sobre todo porque los cuerpos pequeños, débiles y lejanos son difíciles de detectar. Con cuerpos pequeños me refiero a objetos de cien metros de diámetro o menores. Con los asteroides y ese tipo de objetos más pequeños, el censo es cada vez más completo. Sin embargo, el monitoreado y registro de ellos se lleva haciendo relativamente poco tiempo —un par de décadas—, así que de los objetos de sesenta o cincuenta kilómetros de diámetro sabemos menos porque son más difíciles de detectar.

Los cuerpos grandes, los planetas, los tenemos bien medidos, aunque si hay la posibilidad de que exista lo que llamamos el planeta 9 o planeta X, estaría en los confines del sistema solar. Su existencia se infiere a partir del movimiento de cierto grupo de asteroides en el cinturón de Kuiper. Para explicar los movimientos de este grupo de asteroides existe la hipótesis de que pudiera haber un planeta más allá de la órbita de Neptuno; y que sería un cuerpo relativamente pequeño, pero más grande que la Tierra. Se sigue buscando, pero el problema de un planeta en una órbita tan alejada de la Tierra es que tiene periodos muy largos; y es muy complicado detectar un objeto que tarda tantos años en completar su órbita alrededor del Sol.

Eva Villaver Sobrino es astrofísica, Profesora de Investigación y Subdirectora del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Coordinación y redacción: Victoria Toro.

Pregunta enviada por Álex.

Nosotras respondemos es un consultorio científico semanal, patrocinado por el programa L’Oréal-Unesco ‘For Women in Science’ y por Bristol Myers Squibb, que contesta a las dudas de los lectores sobre ciencia y tecnología. Son científicas y tecnólogas, socias de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), las que responden a esas dudas. Envía tus preguntas a [email protected] o por X #nosotrasrespondemos.

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