La natación cambia tu cerebro: aquí te explicamos por qué deberías practicarla (incluso en vacaciones)

Verano, tiempo de mar, sol y baños sin fin. Pero hay otra razón para sumergirse en el agua: nadar no es solo un deporte completo para el cuerpo, sino también un poderoso aliado para el cerebro. Ya sea en piscina o en mar abierto, esta actividad tiene profundos efectos en la salud mental: mejora la memoria, reduce el estrés, ayuda a dormir mejor y estimula el crecimiento de nuevas neuronas. Numerosos estudios científicos lo confirman, al igual que la experiencia de campo, como explica el Dr. Lorenzo Marugo , médico deportivo de la Federación Italiana de Natación. Marugo está siguiendo a los atletas italianos que compiten en el 22.º Campeonato Mundial de Natación en Singapur del 11 de julio al 3 de agosto.
Neurogénesis y memoria: por qué el cerebro ama el aguaUn estudio publicado en el Journal of Physiology reveló que ocho semanas de natación estimularon la neurogénesis en el hipocampo (una región crucial para la memoria y el aprendizaje) y mejoraron el rendimiento cognitivo. Esto también está relacionado con el BDNF, una proteína que promueve la supervivencia y la plasticidad neuronal. «El BDNF es el factor neurotrófico derivado del cerebro que participa en la memoria, el aprendizaje y la adaptación cerebral», explica Marugo. Para aumentar los niveles de esta proteína, que algunos consideran un fertilizante natural para el cerebro, es útil centrarse en un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular, sueño adecuado, gestión eficaz del estrés y una dieta equilibrada. La natación puede influir directa o indirectamente en los tres primeros puntos.
Ritmo y respiración: la natación como alivio del estrésAdemás de sus beneficios biológicos, la natación tiene un impacto tangible en el estado de ánimo, el equilibrio psicofísico e incluso el sueño. Estudios confirman que su naturaleza rítmica y la respiración controlada contribuyen a una especie de meditación en movimiento. «Para reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño», explica Marugo, «la actividad física debe ser de intensidad leve a moderada y no generar situaciones peligrosas ni de nerviosismo. Es muy útil si permite un respiro total de una vida agitada y estresante (recibir llamadas, responder mensajes, programar el trabajo, etc.); también ayuda a fortalecer el sistema inmunitario. La natación puede abarcar todos estos aspectos positivos. La respiración regular, rítmica y no oclusiva mejora la oxigenación, la relajación y la gestión de la energía. La intensidad máxima, incluso hasta el agotamiento, puede producir efectos completamente opuestos y negativos, incluso en la natación», advierte el médico.
Mar o piscina: ¿qué entorno es más estimulante?El verano también es sinónimo de libertad: muchos redescubren el placer de nadar en el mar, lejos de la rutina del gimnasio. Pero desde un punto de vista neurológico, ¿existen diferencias con la piscina? «La diferencia y las preferencias son muy individuales», responde el médico deportivo. «Hay quienes se aburren nadando en la piscina y prefieren aguas abiertas para apreciar el paisaje submarino y la vida que lo anima; otros, en cambio, temen la profundidad del agua o la presencia de animales acuáticos como las medusas y, por lo tanto, prefieren la piscina donde pueden relajarse, sin pensar ni deambular, ni mirar el cronómetro», continúa Marugo.
No sólo deporte, sino también prevenciónEn una era de estrés mental cada vez mayor, la natación puede ser una herramienta de prevención y apoyo clínico. Y no solo para deportistas. La natación activa procesos como la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos) y la liberación de moléculas como la irisina, que atraviesan la barrera hematoencefálica y favorecen el crecimiento neuronal.
"Todas las características de la natación la hacen muy útil para estos fines terapéuticos y preventivos. Naturalmente, es fundamental adquirir una buena técnica de natación, contar con instructores cualificados, no excederse en la intensidad del esfuerzo (se puede monitorizar el esfuerzo percibido, la respiración y la frecuencia cardíaca) y ser regular en el entrenamiento", enfatiza el doctor.
¿Con qué frecuencia hay que nadar para ver efectos reales?Como en todas las actividades aeróbicas, la constancia es más importante que la intensidad en la natación. "Como en todos los deportes predominantemente aeróbicos, se necesitan al menos tres sesiones semanales de al menos 40 minutos de duración. Dos sesiones son suficientes si se alternan con una o dos sesiones de entrenamiento en seco. Empieza con sesiones cortas y de baja intensidad, y aumenta gradualmente hasta alcanzar y mantener tus objetivos", aconseja Marugo. Por lo tanto, nadar tres veces por semana, durante al menos 40 minutos, sin forzar la respiración y con regularidad, es suficiente para activar una serie de beneficios que afectan no solo al cuerpo, sino también a la mente. Mejora la memoria, reduce la ansiedad y mejora el sueño. Y todo empieza con un chapuzón.
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