La caquexia, el desgaste post-enfermedad, se convierte en un proyecto de estudio

La musculatura se reduce drásticamente, al igual que el peso: el cuerpo se ve cada vez más "piel y huesos", mientras que la fatiga aumenta, volviéndose crónica. Este estado de desgaste, que en medicina se denomina caquexia, se acompaña de muchas patologías. El cáncer, por ejemplo, se estima que afecta a alrededor del 80 % de los pacientes con cáncer avanzado y, a menudo, también afecta la posibilidad de recibir los tratamientos más eficaces.
Pero también puede presentarse en personas con SIDA, artritis reumatoide o problemas cardíacos, renales o pulmonares. No existe cura, y los mecanismos subyacentes a este complejo síndrome, que afecta a múltiples órganos simultáneamente, no se comprenden bien.
Para descubrirlos, el Consejo Europeo de Investigación (ERC) invierte ahora 2,5 millones de euros: es el valor de la financiación - la ERC Advanced Grant - que acaba de conseguir el grupo de investigación de Marco Sandri , profesor de Ciencias Biomédicas en la Universidad de Padua, para un proyecto de cinco años dedicado a comprender las causas biológicas de la caquexia.
El proyecto de investigaciónEl grupo de investigación coordinado por Sandri lleva mucho tiempo estudiando la caquexia. Estudios publicados anteriormente han permitido, por ejemplo, identificar posibles genes implicados en la aparición de este trastorno en ratones. Ahora, el objetivo principal del proyecto de investigación financiado por Erc Advanced es doble: por un lado, verificar si los mecanismos identificados en modelos animales son los mismos que intervienen en la aparición de la patología en humanos; por otro, Sandri y sus colegas intentarán, en paralelo, desarrollar moléculas capaces de contrarrestar estos mecanismos. Además, la idea es comprender si existen diferencias entre hombres y mujeres, personas de diferentes edades y etnias, con cuadros clínicos más o menos complejos y distintos tipos de tumores, para así desarrollar tratamientos lo más específicos posible.
«Estamos en el inicio —explica Sandri—. Es un proyecto ambicioso, basado en tecnologías muy sofisticadas. En general, los proyectos financiados con el CEI se prevé que marquen un antes y un después si tienen éxito, aunque no sea seguro que se alcancen todos los objetivos iniciales».
De la biopsia al desarrollo de “órganos en tubos de ensayo”El trabajo del equipo, formado por biólogos, investigadores médicos, bioinformáticos y químicos, consistirá inicialmente en el análisis, a través de tres tecnologías diferentes, de biopsias musculares ya recogidas a lo largo de los años de pacientes con cáncer con o sin caquexia, y de personas sanas como grupo de control.
La primera de las tres tecnologías que se utilizarán permite fundamentalmente estudiar el nivel de expresión genética en cada célula individual, cómo el tumor altera las señales que se intercambian en su interior y cómo estas alteraciones pueden dañar el tejido muscular y determinar la aparición de caquexia.
“La segunda tecnología es la transcriptómica espacial”, continúa Sandri, “que nos permite ver, en una sección de tejido, dónde se expresan estos genes y cómo interactúan las células entre sí”. La tercera, finalmente, se refiere al desarrollo de organoides in vitro, también a partir de tejidos extraídos de pacientes. Consiste en reconstruir el tejido neuromuscular del paciente, compuesto por células musculares y neuronas motoras, en un tubo de ensayo.
Hacia terapias basadas en ARN“Esto nos permitirá probar in vitro, antes de pasar a los ensayos clínicos, las posibles terapias basadas en ARN que estamos intentando desarrollar”, continúa el experto. En particular, el grupo de investigación trabaja en el desarrollo de pequeños fragmentos de ARN, compuestos por unos veinte nucleótidos, que modulan la expresión de ciertos genes (y, más precisamente, la síntesis de proteínas específicas codificadas por dichos genes) para contrarrestar los mecanismos que subyacen a la aparición de la caquexia. La diana de estos fragmentos de ARN no son los genes en sí, sino el ARN mensajero que transporta la información necesaria para la expresión de las proteínas.
Esta es la segunda faceta del proyecto de investigación, que continuará en paralelo con el primero. Por ahora, la técnica se ha probado en modelos animales y ya se utiliza con fines terapéuticos en algunas enfermedades genéticas, como la distrofia muscular. El objetivo actual del equipo es probar diferentes tipos de vectores que puedan transportar los fragmentos de ARN de forma eficaz y especialmente específica al tejido muscular, sin afectar a otros órganos.
La importancia de la financiaciónEste tipo de investigación tiene costes muy elevados. Por ejemplo, aplicar la primera de las tres tecnologías de análisis mencionadas en ocho muestras cuesta entre 50.000 y 70.000 euros. Imaginemos entonces ampliar la cohorte de pacientes a 200 o 300 personas. «La financiación es esencial, también para pagar a quienes realizan los análisis que mencionamos —concluye Sandri—. Pero más allá del aspecto económico —concluye el investigador—, recibir financiación del CEI también es una oportunidad para establecer contactos y contactar con laboratorios de vanguardia en nuestro campo de investigación».
La Repubblica