¿Qué es y para qué sirve el trasplante de heces?
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Se conoce como trasplante de heces, o mejor trasplante de microbiota fecal (TMF), a la administración de materia fecal procedente de un donante sano a un receptor, con el objetivo de restaurar o modificar su microbiota fecal (MF). El TMF se realiza mediante la administración del producto procesado procedente de las heces de uno o varios donantes en el tracto gastrointestinal de un receptor mediante colonoscopia, enemas, sonda yeyunal o ingesta de cápsulas.
La microbiota humana es el conjunto de microorganismos que conviven y se desarrollan en las diversas superficies (piel y mucosas) de nuestro organismo. Se estima que está compuesta de aproximadamente 100 billones de bacterias, virus y hongos. Esto supone que, en su conjunto, son más abundantes que las células propias del ser humano, y conforman entre medio y un kilogramo del peso de un adulto normal. De todas las partes de nuestra economía, el tracto gastrointestinal supone el principal reservorio de microorganismos y ha sido considerado uno de los ecosistemas más complejos sobre la faz de la tierra. Nuestra microbiota ha sido comparada con un nuevo órgano, prácticamente desconocido aún, que alberga alrededor de 150 veces más genes que el propio genoma humano completo.
Una microbiota intestinal sana puede definirse por la presencia de grupos de microorganismos que potencian el metabolismo del huésped, le confieren resistencia a las infecciones, a procesos inflamatorios, al desarrollo de neoplasias o autoinmunidad, favorecen las funciones endocrinas o colaboran con la función neurológica a través del denominado eje intestino-cerebro. En este contexto que afecta a una parte de la medicina desconocida hasta no hace mucho, una de las sorpresas que nos ha deparado la microbiota es que su administración desde una persona sana a otra con determinadas enfermedades puede contribuir a la curación total o parcial de las mismas.
Este trasplante de microbiota fecal en realidad solo se podría considerar un trasplante propiamente dicho si pensamos que los componentes de la microbiota forman parte integrante del organismo del “donante”, lo que resulta discutible. De hecho, en los inicios de esta terapéutica, tanto el Consejo de Europa como la Comisión Europea no lo consideraron como tal, ni las agencias estatales como la ONT se ocuparon de él. La situación ha cambiado recientemente cuando la Unión Europea decidió reunir en una sola normativa (Reglamento (UE) 2024/1938 del Parlamento Europeo y del Consejo de 13 de junio) a "todas las substancias de origen humano destinadas a su aplicación en el ser humano", las Sustancias de Origen Humano, SoHO, por sus siglas en inglés. En este reglamento, aparte las células y tejidos objetos de trasplante, se han incluido elementos tan dispares como la sangre y sus derivados, la leche materna, el pelo…y la microbiota, con lo que todos ellos pasarían a ser responsabilidad en los 27 países de la UE de las agencias similares a la ONT, aunque con mayores competencias.
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Curiosamente, el concepto implícito en el TMF no es nuevo. En el campo de la veterinaria se sabe desde el siglo XVII la utilidad de la ingesta de heces por parte del ganado para aliviar ciertos padecimientos intestinales. De igual manera, los beduinos aconsejaban a los soldados durante la Segunda Guerra Mundial la ingesta de heces de dromedario para tratar la disentería. En la medicina China se utilizaron con éxito suspensiones de materia fecal en el tratamiento de pacientes envenenados o con diarrea grave y muy distintos tipos de procesos digestivos fueron tratados con diversos preparados fecales.
En el momento actual, la indicación del TMF está claramente establecida solo para la infección por Clostridioides difficile, un germen responsable de diarreas graves, que acarrean una mortalidad del 4-7% y que en un 20% de los casos son recurrentes y de difícil control con el tratamiento antibiótico. Los resultados conseguidos en estas situaciones son razonablemente buenos, pero en todo caso hay que ser consciente que se trata de un tratamiento complejo, que necesita ser aplicado por equipos experimentados y que no está exento de efectos secundarios. Su extrapolación a otros procesos en los que se está valorando su uso, todavía en fase experimental, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, debe contemplarse con esperanza, no exenta de cautela hasta que se establezca su utilidad.
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En un reciente documento suscrito por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) se describe exhaustivamente y de acuerdo con la normativa europea SoHO todo el proceso de donación de la materia fecal, su carácter altruista, la manipulación, preparación y administración de los preparados de microbiota, y todo con los altos estándares de calidad y seguridad requeridos por esta normativa. Con ello se pone de manifiesto que, aunque la preparación de extractos de heces y su administración posterior parece algo simple, al alcance de cualquiera, la verdad es que se trata de un procedimiento relativamente complejo si se realiza correctamente y que en modo alguno debe banalizarse.
En definitiva, aunque el tema pueda sugerir algún que otro chascarrillo escatológico, el trasplante de microbiota fecal se está imponiendo ya en el tratamiento de algunas enfermedades y plantea esperanzas en otras muchas. Se trata, por tanto, de una técnica con un probable futuro en diversos procesos digestivos, pero en la que es preciso avanzar con plenas garantías científicas para que estas expectativas no se frustren.
El Confidencial