De Noruega a Santiago en bici: José pedalea ocho horas diarias para visibilizar a los pacientes sin diagnóstico

José Torres es un gran aficionado al deporte y la aventura. En los Caminos de Santiago encuentra la manera de aunar estas dos pasiones, por lo que a lo largo de su vida lo ha realizado varios y hace apenas 10 días ha comenzado el último. Pero este es mucho más especial si cabe, no solo por las características propias de la travesía, sino también por el fin que persigue. Este policía municipal de Crevillente (Alicante) va a recorrer más de 5.300 kilómetros en bicicleta para visibilizar la labor de Objetivo Diagnóstico, una asociación de personas que no consiguen poner nombre a la enfermedad que padecen.

"Soy amante del Camino de Santiago y he hecho muchos. El último que hice hace dos años fue el que va desde Roma. Quería hacerlo para dar nombre a la asociación Objetivo Diagnóstico, pero fue muy precipitado y lo hice por mi cuenta. A finales de octubre o noviembre, estaba comiendo en casa y salió el tema del camino, justo había visto en redes sociales a una persona que había hecho un camino que no conocía, el de San Olav. Hablé con Carmen [Sáenz], la presidenta, y le pregunté qué le parecía si este año organizábamos con más tiempo para visibilizar su labor", explica.

El 8 de junio comenzó su aventura con la que recorrerá en bicicleta Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Bélgica y Francia para luego acabar en España. La distancia que hay entre el punto de salida, Trondheim, hasta el de llegada, Santiago de Compostela, la pretende recorrer entre 40 y 45 días, aproximadamente. Para ello, pedalea durante siete u ocho horas diarias, aunque el número de kilómetros avanzados depende de las circunstancias climatológicas. Cuando habla con este periódico, no sabe exactamente donde está, pero sí que es en Dinamarca y que en 11 días ha recorrido 1.400 kilómetros.

Desde el 8 de junio su rutina es la misma: levantarse temprano, sobre las 6 de la mañana, cuando ya es de día. "Aquí donde estoy ahora sale el sol a las 03.00; en Noruega y en Suecia no se hacía de noche", comenta. Una vez en pie, suele desayunar unas galletas y un batido, desmonta todo y comienza a recorrer kilómetros y kilómetros. Cuando lleva dos o tras horas sobre la bicicleta, para a comer algo que suele comprar en un supermercado.

Para el mediodía, intenta comer en algún bar y aprovechar así para cargar las baterías, el móvil… "Llevo placas solares, pero es que aquí hay muy poco sol; hoy no ha salido en todo el día y no he cargado nada", asegura. Una vez llega al destino, comienza a asentarse. En el país danés está quedándose en shelters, una especie de cabañas de madera que están al aire libre y que cuentan con un techo, dos paredes y, en ocasiones, un grifo de agua. "Monto la tienda de campaña, quito toda la alforja y, si hay agua, me aseo un poco y hago la cena, con un hornillo; anoche fueron espaguetis con tomate", desarrolla. Sobre las 21.00 ya está durmiendo

La mayor parte de las noches las ha pasado en su tienda de campaña, pero en ocasiones, el frío no se lo ha permitido y ha tenido que coger un hotel o una pensión, que ha agradecido para poder dormir mejor y ducharse.

Este viaje está sufragado por 11 patrocinadores, amigos y empresarios de la zona, más las personas que están apadrinando etapas por 40 euros, aunque también es posible comprar kilómetros, tal y como se detalla en Objetivo Diagnóstico.

"Quiero que todo lo que me sobre sea para ellos, no quiero que aporten nada. Por ejemplo, de los 11 días, llevo durmiendo 8 en la tienda de campaña para intentar ahorrar lo máximo posible porque aquí está todo muy caro", insiste. Esta acción forma parte del proyecto Objetivo Santiago, una iniciativa de la asociación que lucha por el acceso a diagnóstico, investigación y para apoyar a las "miles de personas que viven en la incertidumbre médica", tal y como se detalla.

"José pedalea en solitario, con su tienda de campaña y su bicicleta cargada, atravesando seis países para dar voz a quienes no la tienen. Cada kilómetro es un grito por la investigación, por la esperanza y por la dignidad de quienes siguen esperando respuestas", sintetiza la asociación. Actualmente, hay tres millones de personas en España que conviven con una enfermedad rara. Sáenz comenta que, pese a que no hay registros oficiales, de esa cifra, el 20% queda sin diagnóstico.

Las anécdotas del viaje

Aunque la ruta la está recorriendo solo, José se ha topado con varios compañeros de viaje, como renos, ciervos o ardillas; ha visto nevar en pleno junio y ha encontrado la solidaridad en los vecinos.

Cuando cruzó la frontera de Noruega a Suecia, el móvil dejó de tener señal y no tenía ni datos ni llamadas, por lo que no podía contactar con nadie ni avisar a su familia de que se encontraba bien. "Me quedé en medio del bosque, tuve que salir a la carretera y vi una casa. Me acerqué, toqué el timbre y me recibió un matrimonio muy mayor a quienes les pedí el wifi, todo sin traductor. Al final pude conectarme para contactar con un amigo que tiene una agencia de telefonía. Yo tenía la tienda acampada en mitad del bosque y la mujer me dijo que me fuera a dormir a su jardín hasta que pude repararlo", recuerda.