Salud: No todas las patatas son malas

Si no quiere arruinar sus papas fritas en la piscina al aire libre, deje de leer. Las papas fritas en palitos nunca han gozado de la mejor reputación entre nutricionistas y médicos. Además del aumento de peso, los niveles elevados de colesterol y el riesgo de cáncer, comer demasiadas papas fritas tiene otro efecto secundario desagradable: quienes comen tres porciones de papas fritas a la semana aumentan su riesgo de diabetes tipo 2 en aproximadamente un 20 %. Este es el hallazgo de un estudio publicado en el British Medical Journal . Se descubrió que el problema no es la papa en sí, sino su preparación.
La diabetes tipo 2, también conocida como diabetes del adulto, es causada por predisposición, pero principalmente por la obesidad y la falta de ejercicio.
Aunque las papas contienen mucha vitamina C, magnesio y fibra, también contienen mucho almidón, y en los últimos años se ha sospechado que aumentan el riesgo de diabetes, según un grupo de investigadores de las universidades de Harvard y Cambridge, entre otras. Sin embargo, el debate no ha considerado la forma en que se preparan las papas ni los posibles carbohidratos alternativos que se pueden consumir en su lugar.
Para subsanar esta deficiencia, el grupo evaluó datos de diversos estudios de cohorte realizados en Estados Unidos entre 1984 y 2021 con más de 205.000 profesionales sanitarios sanos. Estos profesionales se sometieron a encuestas detalladas sobre su alimentación cada cuatro años. Durante estos casi 40 años, aproximadamente 22.300 participantes desarrollaron diabetes tipo 2. Los investigadores también incluyeron en su análisis estudios a largo plazo de otros países.
Tras controlar otros factores que pueden contribuir a la diabetes, los investigadores concluyeron que tres porciones de papas a la semana (todas las preparaciones combinadas) solo aumentaron ligeramente el riesgo de diabetes, en un 5 %. Tres porciones de papas fritas, en cambio, aumentaron el riesgo en un 20 %. Esto probablemente se deba a las grasas y la sal, así como a las sustancias producidas durante la fritura, escriben los autores.
Sin embargo, cuando se consumieron cantidades similares de papas horneadas, hervidas o en puré, no se encontró un riesgo significativamente mayor.
Entonces, ¿qué sugieren los autores que nos demos un capricho en la piscina? Ahora se está volviendo aburrido: los productos integrales son lo mejor. Si reemplazas tres porciones de papas con tres porciones de productos integrales, tu riesgo de diabetes se reduce un 8 %. Si evitas las papas fritas tres veces por semana y optas por productos integrales, el estudio indica que el riesgo se reduce al 19 %. Sin embargo, usar arroz blanco como sustituto fue peor que la mayoría de los platos de papa.
Los investigadores reconocen que sus observaciones no permiten extraer conclusiones definitivas sobre una relación causal. Factores no considerados, como la etnia, también podrían influir. Cabe preguntarse si los hallazgos del personal sanitario pueden extrapolarse a otros grupos, dado que se trata de un grupo socialmente muy heterogéneo. Sin embargo, los resultados respaldan las recomendaciones dietéticas actuales que promueven los productos integrales como parte de una dieta saludable para prevenir la diabetes tipo 2.
En un comentario publicado también en el British Medical Journal, el investigador danés Daniel Ibsen, de la Universidad de Aarhus, y Yanbo Zhang, del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York, destacan que las patatas, con su baja huella ecológica, no deben descuidarse como fuente nutritiva de hidratos de carbono.
"¿Han vuelto las patatas a la mesa? Bueno, depende", escriben Ibsen y Zhang. Por un lado, son preferibles los platos de patata menos procesados. Por otro lado, evitar las patatas solo beneficia la salud si se sustituyen por alimentos adecuados. "Las patatas pueden formar parte de una dieta saludable y sostenible, pero se deben priorizar los alimentos integrales".
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