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Medicamentos psicotrópicos: medicamentos para la agresión y la violencia

Medicamentos psicotrópicos: medicamentos para la agresión y la violencia
Los equipos de farmacia también se enfrentan a la agresión y la violencia. La agresión puede presentarse en numerosas enfermedades psiquiátricas y en todas las personas. Debido al peligro que representa para todos los involucrados, representa un desafío terapéutico particular.

Todos podemos experimentar ira y agresión. Estas suelen surgir en situaciones cotidianas. / © Shutterstock/Andrii Iemelianenko

Todos podemos experimentar ira y agresión. Estas suelen surgir en situaciones cotidianas. / © Shutterstock/Andrii Iemelianenko

La agresión está regulada por una compleja interacción de regiones cerebrales interconectadas. Estos procesos aún no se comprenden por completo. Se supone, de forma muy simplificada, que la activación emocional del sistema límbico va seguida del control de la corteza.

La amígdala, una estructura almendrada ubicada en la profundidad del lóbulo temporal, desempeña un papel fundamental en el procesamiento de amenazas y en el desencadenamiento de reacciones emocionales como el miedo o la agresión. La hiperactividad de la amígdala se ha relacionado con un aumento de la irritabilidad y la agresividad impulsiva. Las regiones ventromedial y lateral del hipotálamo, en particular, participan en las respuestas emocionales primarias y pueden desencadenar conductas agresivas al ser estimuladas.

La corteza prefrontal contribuye a la regulación de los impulsos y al control del comportamiento social. El daño o la disfunción en esta área, por ejemplo, debido a un traumatismo craneoencefálico, un accidente cerebrovascular o demencia frontotemporal, puede afectar el juicio y la inhibición, lo que puede conducir a un aumento de la agresividad. Los niveles bajos de serotonina, especialmente en la corteza prefrontal, se asocian con un control deficiente de los impulsos y reacciones agresivas. Esto se observa con frecuencia en pacientes con trastornos afectivos o algunos trastornos de la personalidad.

La parte anterior del giro cingulado integra la información emocional y cognitiva y participa en el control de los impulsos. Una lesión en esta zona también puede contribuir al aumento de la agresividad. El giro cingulado forma parte del sistema límbico, donde la dopamina desempeña un papel complejo en el desarrollo de la agresividad: la dopamina se asocia con el sistema de recompensa, pero también puede promover la tendencia hacia la conducta agresiva si se percibe como gratificante o liberadora. Estas afecciones pueden presentarse, por ejemplo, en casos de manía, psicosis o intoxicación por estimulantes.

Pero la conducta agresiva también puede modularse fuera del cerebro: la noradrenalina y la adrenalina, liberadas por las glándulas suprarrenales durante las reacciones de estrés, preparan al cuerpo para la lucha o la huida. El aumento de la transmisión noradrenérgica puede contribuir a la excitación y la agresividad, especialmente en pacientes ansiosos o postraumáticos.

Los niveles altos de testosterona, especialmente en combinación con niveles bajos de cortisol, pueden promover tendencias agresivas, especialmente en los hombres.

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