El plomo daña la memoria infantil. Un nuevo estudio muestra la rapidez con la que los niños olvidan.

Incluso pequeñas cantidades de plomo en la sangre pueden acelerar el proceso de olvido en los niños, según un nuevo estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí.
Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí realizó un estudio que arroja nueva luz sobre los efectos de la exposición al plomo en la infancia. Analizaron cómo la exposición prenatal y en la primera infancia a este metal tóxico afecta la memoria de trabajo en niños de 6 a 8 años.
Se empleó la prueba cognitiva de Coincidencia Retardada con la Muestra (DMTS), comúnmente utilizada en la investigación neurotoxicológica. Esta prueba consiste en que el niño observe una imagen y, tras un breve retraso, tenga que seleccionarla entre tres alternativas.
Los investigadores descubrieron que los niños con niveles más altos de plomo en sangre entre los 4 y los 6 años eran más propensos a olvidar los patrones presentados en la prueba. La mediana del nivel de plomo fue de tan solo 1,7 µg/dl , aunque se observó una asociación significativa con el deterioro de la memoria.
"Los niños con niveles más elevados de plomo en la sangre olvidaron los estímulos de prueba más rápido que aquellos con niveles más bajos", dice el Dr. Robert Wright , coautor del estudio, presidente del Departamento de Medicina Ambiental y codirector del Instituto de Investigación Exposómica del Monte Sinaí.
El estudio se distingue por el uso de un modelo matemático llamado función de potencia modificada no lineal , poco utilizado hasta ahora en la investigación ambiental, aunque bien conocido gracias a los experimentos con animales.
- Este modelo nos proporciona un método nuevo y robusto para evaluar el impacto de los productos químicos ambientales, como los metales pesados, en el funcionamiento de la memoria de trabajo en los niños, explica la Dra. Katherine Svensson , coautora del estudio.
El Dr. Jamil Lane, a su vez, destaca el valor traslacional del estudio:
Estamos introduciendo pruebas operativas de toxicología animal en la investigación pediátrica. Este es un gran avance en la comprensión del impacto del entorno en el desarrollo cerebral.
El plomo aún está presente en el medio ambiente, especialmente en casas antiguas, pintura, tierra y agua proveniente de tuberías de plomo. Los niños que viven en barrios pobres e industrializados son los que corren mayor riesgo.
El estudio no solo muestra una relación entre el plomo y la memoria, sino que también sugiere que factores como la edad del niño y el coeficiente intelectual de la madre podrían proteger contra efectos negativos. Los niños mayores y aquellos cuyas madres tenían un coeficiente intelectual más alto tuvieron un mejor rendimiento en la memoria.
"La capacidad de crear recuerdos es uno de los rasgos humanos más importantes. Definen quiénes somos y cómo aprendemos", concluye el Dr. Wright.
Por ello, los investigadores piden que se invierta más en la investigación sobre la exposición ambiental y en la implementación de políticas para eliminar el plomo de los entornos infantiles, antes de que su impacto se vuelva irreversible.
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