La tecnología se va de vacaciones para monitorizar la salud

La tecnología también se está "yendo de vacaciones", aterrizando en la playa y la montaña para monitorizar tu salud. Hoy, un nuevo aliado tecnológico se abre paso en los bolsos de viaje: la monitorización remota de la salud. Desde relojes inteligentes que monitorizan la frecuencia cardíaca hasta glucómetros conectados, la posibilidad de monitorizar la salud incluso a kilómetros de casa puede revolucionar el concepto de unas vacaciones seguras. El miedo a una enfermedad repentina o la necesidad de una consulta médica durante las vacaciones en un lugar remoto o en el extranjero: gracias a la monitorización remota, estas ansiedades ahora pueden, en muchos casos, superarse, según los expertos. La tecnología permite recopilar datos vitales como la presión arterial, los niveles de azúcar en sangre, la frecuencia cardíaca y la saturación de oxígeno directamente del paciente, transmitiéndolos en tiempo real a los profesionales sanitarios.
"No se trata de reemplazar a su médico de cabecera, sino de ampliar sus capacidades de monitorización e intervención incluso cuando el paciente se desplaza", explica Riccardo Starace, experto en Telemedicina y Salud Digital del grupo de trabajo del CNEL que, en colaboración con el Ministerio de Salud, está desarrollando directrices para las nuevas profesiones sanitarias en los sistemas socioeconómicos modernos, para la digitalización y para la inteligencia artificial aplicada a los sistemas sanitarios. "Para quienes padecen enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión, significa poder gestionar su enfermedad sin interrupciones, incluso con los cambios de huso horario o los nuevos hábitos alimenticios típicos de las vacaciones". Según Starace, "prepararse para unas vacaciones teleasistidas es más fácil de lo que se cree. La clave está en la prevención y la conectividad. Es fundamental hablar con su médico de cabecera. Él o ella le recomendará qué parámetros monitorizar y qué dispositivos se adaptan mejor a sus necesidades".
El experto explica que la monitorización remota de la salud es especialmente valiosa en diversas circunstancias. Para las personas con diabetes que viajan, por ejemplo, una comida más abundante de lo habitual o una caminata extra pueden afectar los niveles de azúcar en sangre. Un glucómetro conectado permite enviar datos y recibir información sobre la dosis de insulina o la dieta, incluso a distancia. Además, los cambios climáticos o el estrés del viaje pueden alterar la presión arterial. Medirla regularmente con un dispositivo inteligente y enviar los datos al médico puede prevenir picos o bajadas desagradables. Incluso el corazón se va de vacaciones: para quienes tienen problemas cardíacos, un electrocardiograma portátil puede detectar anomalías del ritmo cardíaco y enviar una alerta inmediata al médico, quien puede evaluar la urgencia de la intervención. Otra oportunidad es la telemedicina: las plataformas digitales ofrecen acceso a médicos y especialistas mediante videoconsultas, chats o llamadas telefónicas. Pueden incluir servicios de prescripción electrónica y envío de informes. La monitorización remota de la salud durante las vacaciones ofrece muchas ventajas, explica el experto, especialmente si se está conectado a un centro de operaciones que monitoriza el estado del paciente: evita visitas innecesarias a urgencias, permite intervenir antes de que el problema se agrave y, en caso de cambios anormales en los parámetros, el sistema emite alertas inmediatas y permite una respuesta oportuna. La monitorización remota también ayuda a prevenir la deshidratación y el golpe de calor, lo cual es especialmente útil para personas mayores, pacientes cardíacos y personas vulnerables.
Invertir en estas herramientas de monitorización de la salud puede transformar la experiencia de viaje, ofreciendo un control sin precedentes. Sin embargo, es fundamental recordar que la monitorización remota de la salud nunca sustituye la intervención médica directa en caso de una emergencia grave. Por lo tanto, si experimenta dolor torácico agudo, dificultad respiratoria grave o un traumatismo importante —concluye Starace—, lo primero que debe hacer es llamar a los servicios de emergencia locales, como el 112 o el 118 en Italia.
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