Noches calurosas: un desafío para el sueño y una amenaza para la salud

Con el episodio de ola de calor propiamente dicho , "vamos a tener al menos cuatro días en los que la temperatura no bajará por la noche. Y por lo tanto, vamos a empezar a ver los efectos", declaró el martes a la AFP Agnès Ricard-Hibon, médica de urgencias en el Valle del Oise y portavoz del sindicato Samu Urgences de Francia.
El domingo y el lunes, cuando el termómetro marcaba 35°C en muchas partes del país, fueron noches "muy desagradables" con el mercurio que no bajó de los 20 grados , según Tristan Amm, meteorólogo de Météo-France.
El cerebro, donde están estrechamente conectadas las neuronas que regulan la temperatura y el sueño, es de hecho muy sensible al calor, que eleva el termostato central y activa los sistemas de estrés.
Cuando hace mucho calor, la dilatación de los vasos sanguíneos de la piel es menos eficiente, la pérdida de calor es menor y conciliar el sueño es más difícil, señalan los especialistas del sueño.
Las altas temperaturas nocturnas también aumentan los tiempos de vigilia y reducen el sueño profundo, que se considera el más reparador.
Una deuda dañinaSi bien la atención suele centrarse en las máximas diurnas, son las temperaturas nocturnas las que representan los mayores riesgos para la salud, especialmente para las poblaciones vulnerables, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas. Con estas noches tropicales, el cuerpo no puede recuperarse del calor intenso y sostenido. Esto provoca un aumento de infartos y muertes, enfatiza la organización.
Una revisión de la literatura científica, publicada a mediados de 2024 en Sleep Medicine, también destacó que "el aumento de las temperaturas inducido por el cambio climático y la urbanización plantea una amenaza global para el sueño".
Sin embargo, la privación excesiva de sueño en comparación con las necesidades altera la recuperación del cuerpo.
A corto plazo, los principales efectos documentados son cognitivos: somnolencia, fatiga y riesgo de accidentes laborales o de tráfico. A largo plazo, esto puede generar una "deuda" perjudicial debido a su efecto sobre el metabolismo.
La resistencia al estrés también puede disminuir y el riesgo de recaída o de anclaje de una enfermedad mental puede aumentar.
Para dormir mejor en condiciones de calor extremo, los expertos recomiendan fortalecer los mecanismos que provocan las fluctuaciones de temperatura durante los ciclos día/noche y estar atentos a los "enemigos del sueño".
Antes de ir a dormir, por ejemplo, conviene tomar una ducha fría pero no helada, reducir los estimulantes, como el café, o limitar el alcohol, que ayuda a conciliar el sueño pero aumenta ligeramente la temperatura interna.
Para recuperarse parcialmente de la falta de sueño, la siesta ha demostrado tener sus beneficios.
Var-Matin