Eczema: causas, síntomas y tratamientos para vivir mejor con esta afección cutánea

El eccema no es solo una afección cutánea: es una enfermedad inflamatoria compleja en la que influyen la genética, el entorno y el sistema inmunitario. Con un manejo adecuado, se puede controlar en gran medida, siempre que cuides tu piel a diario y aprendas a identificar los desencadenantes de los brotes. Aquí tienes todo lo que necesitas saber.
El eccema es una inflamación de la piel causada por una reacción anormal del sistema inmunitario. El resultado: manchas rojas, picor intenso y, a veces, pequeñas ampollas.
Existen varias formas de eccema, pero la más común, sobre todo en niños, es la dermatitis atópica. Se trata de una afección crónica relacionada con antecedentes familiares de alergias, a menudo asociada con otros trastornos como el asma o la rinitis estacional.
Esto no debe confundirse con el eccema de contacto, que se produce al identificarse un alérgeno específico (metal, perfume, producto doméstico, etc.). Las personas con eccema atópico tienen la piel más frágil, con una barrera hidrolipídica comprometida. Esto hace que la piel sea permeable a irritantes y alérgenos, además de favorecer la deshidratación.
Las causas son múltiples:
- Predisposición genética: algunas personas tienen una predisposición hereditaria a producir anticuerpos relacionados con reacciones alérgicas. En los casos de eccema de contacto, hasta el 50 % presenta antecedentes familiares.
 - Anomalías genéticas: se han identificado mutaciones en genes que codifican proteínas de la barrera cutánea, lo que hace que la piel sea más vulnerable a los alérgenos.
 - Factores inmunológicos: estos pacientes suelen ser más susceptibles a infecciones bacterianas o virales, en particular al herpes.
 - El entorno: según la teoría de la higiene, el aumento de la higiene en los países industrializados reduce la exposición de los niños a los microbios, lo que altera el desarrollo del sistema inmunitario. Esta es una de las razones por las que entre el 10 y el 20 % de los niños de estos países padecen dermatitis atópica.
 
No existe una cura definitiva, pero varios tratamientos pueden controlar mejor los brotes:
- Hidrata la piel diariamente con cremas emolientes para restaurar la barrera cutánea.
 - Evite los factores desencadenantes: estrés, calor, irritantes, ropa sintética…
 - Aplicar corticosteroides tópicos (cremas o ungüentos) en caso de brote, para calmar la inflamación.
 - En algunos casos graves, se pueden ofrecer tratamientos orales o bioterapias bajo supervisión dermatológica.
 
Pero más allá de los síntomas físicos, el eczema también afecta al estado de ánimo: trastornos del sueño, malestar social, pérdida de confianza en uno mismo… De ahí la importancia del apoyo médico y psicológico, especialmente para los jóvenes.
RMC




