Una sola inyección al nacer puede proteger a los niños del VIH durante años

Administrar una única inyección de terapia genética al nacer parece proteger frente el VIH, el virus que causa el sida, durante años. La terapia aprovecha una ventana crítica en los primeros años de vida algo que, según un estudio que se publica en la revista 'Nature', podría redefinir la lucha contra las infecciones pediátricas en regiones de alto riesgo.
Este estudio es uno de los primeros en demostrar que las primeras semanas de vida, cuando el sistema inmunológico es naturalmente más tolerante, pueden ser el momento óptimo para administrar terapias genéticas que de otro modo serían rechazadas a edades más avanzadas.
Más de 100.000 niños contraen el VIH anualmente, principalmente por transmisión maternoinfantil tras el nacimiento a través de la lactancia materna. «Casi 300 niños se infectan con el VIH cada día», afirma el primer autor, Amir Ardeshir , del Centro Nacional de Investigación de Primates de California (EE.UU.). Los tratamientos antirretrovirales han demostrado ser eficaces para suprimir el virus y limitar la transmisión; sin embargo, la adherencia al tratamiento y el acceso a médicos disminuyen después del parto, especialmente en zonas con acceso limitado a la atención médica. «Este enfoque podría ayudar a proteger a los recién nacidos en zonas de alto riesgo durante el período más vulnerable de sus vidas», asegura.
En el estudio, primates no humanos recibieron una terapia génica que reprograma las células para que produzcan continuamente anticuerpos que combaten el VIH. El momento oportuno resultó crucial para que el tratamiento único ofreciera protección a largo plazo.
Los animales que recibieron el tratamiento durante el primer mes de vida estuvieron protegidos de la infección durante al menos tres años sin necesidad de una dosis de refuerzo, lo que en humanos podría significar una cobertura hasta la adolescencia. Sin embargo, aquellos que recibieron el tratamiento entre las 8 y las 12 semanas mostraron un sistema inmunitario más desarrollado y menos tolerante, que no aceptó el tratamiento con la misma eficacia.
«Se trata de un tratamiento único que se adapta al momento crítico en que estas madres con VIH en zonas con recursos limitados tienen más probabilidades de consultar a un médico -comenta Ardeshir-. Siempre que el tratamiento se administre cerca del nacimiento, el sistema inmunitario del bebé lo aceptará y lo considerará parte de sí mismo».
Los investigadores usaron un virus adenoasociado (VAA) para introducir en células musculares un código genético que les permite producir anticuerpos ampliamente neutralizantes (bNAb) contra diversas cepas del VIH. Este método evita la necesidad de infusiones repetidas de anticuerpos, que son costosas y difíciles de aplicar en entornos de bajos recursos. Las células musculares actúan como «microfábricas» de anticuerpos, ofreciendo protección duradera.
En recién nacidos, el tratamiento generó alta tolerancia y niveles efectivos de bNAb, previniendo la infección por VIH en simulaciones de lactancia y transmisión sexual. Además, la exposición prenatal a los anticuerpos facilitó la aceptación de la terapia genética en edades posteriores, reduciendo el riesgo de rechazo inmunológico.
Ardeshir cree que una inyección única al nacer ofrecía una solución más rentable y factible en el mundo real, al tiempo que ponía menos carga sobre la madre en una visita de seguimiento.
Sobre su aplicación en humanos, los expertos reconocen que todavía quedan alguna dudas por resolver.
Sin embargo, si tiene éxito, este tratamiento podría reducir drásticamente las tasas de transmisión maternoinfantil del VIH en regiones de alto riesgo como África subsahariana, donde se concentra el 90 % de los casos pediátricos de VIH. También podría adaptarse para proteger contra otras enfermedades infecciosas como la malaria, que afecta de forma desproporcionada a niños pequeños en países de bajos ingresos.
abc