Detección temprana del cáncer de próstata cambia la vida

El cáncer de próstata es una enfermedad que suele desarrollarse de manera silenciosa, muchas veces sin síntomas graves hasta que alcanza una etapa avanzada y se ha diseminado a otros órganos. Por ello, la atención oportuna a las señales de alerta puede marcar la diferencia entre mantener una buena calidad de vida o enfrentar una condición potencialmente incapacitante.
La Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés) explica que este tipo de cáncer se origina cuando las células de la glándula prostática comienzan a crecer de forma descontrolada. Si bien algunos tumores pueden propagarse rápidamente, en la mayoría de los casos su avance es lento, lo que permite detectarlo a tiempo y optar por tratamientos menos invasivos y con efectos secundarios mínimos.
Aunque no se ha identificado una causa única del cáncer de próstata, existen diversos factores de riesgo. Entre los principales se encuentran la edad, la raza o grupo étnico, la geografía, los antecedentes familiares y ciertos cambios genéticos. La probabilidad de recibir un diagnóstico aumenta significativamente después de los 50 años, y seis de cada 10 casos se presentan en hombres mayores de 65.
Este tipo de cáncer es más común en hombres de raza negra y en aquellos del Caribe con ascendencia africana, mientras que su incidencia es menor entre hombres de origen oriental, hispano o latino, en comparación con los de raza blanca. La ACS señala que esta disparidad aún no tiene una explicación concluyente.
El riesgo también se incrementa si un familiar directo, especialmente un hermano, ha sido diagnosticado con esta enfermedad. Si existen varios casos en una misma familia, particularmente en edades tempranas, la probabilidad es aún mayor. Además, el cáncer de próstata es más frecuente en regiones como Norteamérica, Europa y Australia, aunque las causas de esta distribución geográfica tampoco son del todo claras.
Otros posibles factores de riesgo incluyen la alimentación, la obesidad, el tabaquismo, la exposición a sustancias químicas, la inflamación prostática, ciertas infecciones de transmisión sexual y la vasectomía. No obstante, sobre estos aspectos aún no existe un consenso científico definitivo.
Entre los síntomas de alerta destacan la dificultad y el dolor al orinar, la presencia de sangre en la orina o en el semen, dolor en la espalda, caderas o pelvis, así como un flujo urinario débil o intermitente. Ante cualquiera de estos signos, se recomienda acudir con un profesional de la salud para descartar la presencia de un tumor, ya que también podrían deberse a otras condiciones médicas.
Si bien no hay medidas preventivas específicas contra este tipo de cáncer, la ACS recomienda mantener un peso saludable, realizar actividad física de forma regular y llevar una dieta rica en frutas, verduras y granos integrales. También sugiere limitar el consumo de carnes rojas, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas. Aunque los estudios no son concluyentes, algunos hallazgos han asociado el consumo elevado de productos lácteos ricos en calcio con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
A pesar de todo, se trata de una enfermedad con alta tasa de supervivencia: aproximadamente el 99 por ciento de los casos que se detectan a tiempo y permanecen localizados en la próstata son curables. Por ello, la Sociedad Americana contra el Cáncer insiste en la importancia de realizar chequeos médicos regulares, especialmente en hombres mayores de 50 años. En la mayoría de los casos, el tratamiento no requiere intervenciones agresivas como cirugías o radioterapia, lo que permite llevar una vida plena y saludable tras el diagnóstico.
Alerta si tiene dolor al orinarAunque la mayoría de los hombres con cáncer de próstata no presentan síntomas en las etapas iniciales, existen algunas señales de alerta que pueden indicar la presencia de un tumor maligno en esta glándula. Por ello, es fundamental acudir al médico cuando estos signos comiencen a manifestarse y generen preocupación.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) señalan que los síntomas varían en cada paciente. No obstante, los más comunes son: dificultad para iniciar la micción, flujo débil o interrumpido, necesidad frecuente de orinar -especialmente durante la noche-, dificultad para vaciar la vejiga, dolor o ardor al orinar o al eyacular, presencia de sangre en la orina o el semen, y molestias persistentes en la espalda, las caderas o la pelvis.
Por su parte, la Sociedad Americana contra el Cáncer añade dos síntomas adicionales que pueden presentarse con frecuencia: disfunción eréctil y debilidad o adormecimiento en las piernas o los pies. Incluso pueden presentarse episodios de pérdida del control de la vejiga o de los intestinos.
La mayoría de estos síntomas no están necesariamente relacionados con el cáncer de próstata. Por ejemplo, pueden estar asociados con la hiperplasia prostática benigna, un agrandamiento de la glándula que también puede dificultar la micción.
En México hay 25 mil casos y siete mil muertes al añoCada año se detectan en México alrededor de 25 mil casos nuevos de cáncer de próstata y se registran siete mil muertes, en su mayoría por diagnóstico tardío. Esta enfermedad es la primera causa de muerte por cáncer en hombres y provoca 20 decesos diarios, según el IMSS y la UNAM. En Jalisco ocurren cerca de 800 muertes anuales, ubicándose en cuarto lugar nacional. Siete de cada 10 diagnósticos se hacen en etapas avanzadas, por lo que autoridades de salud insisten en fomentar la detección temprana, sobre todo en hombres mayores de 50 años.
TRATAMIENTOS
Cirugía, radioterapia y medicamentosLa Clínica Mayo explica que, entre los medicamentos utilizados contra el cáncer de próstata se encuentran las terapias hormonales, la terapia dirigida, la quimioterapia y la inmunoterapia. También existen fármacos que administran radiación directamente a las células malignas.
Otra opción es la terapia de ablación, que consiste en destruir o extirpar el tejido afectado por el cáncer. Este procedimiento puede realizarse mediante cirugía, medicamentos, hormonas, radiofrecuencia, aplicación de frío o calor, u otras técnicas determinadas por el médico tratante.
En cuanto a la cirugía, se recurre a ella para extirpar la próstata cuando el tumor muestra señales de expansión o existe el riesgo de que se propague a otras partes del cuerpo. Este tratamiento conlleva riesgos como sangrado, infecciones, dolor y formación de coágulos sanguíneos. A largo plazo, puede causar efectos secundarios como incontinencia urinaria o disfunción eréctil.
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