Medicamentos y calor: una combinación potencialmente peligrosa



Las altas temperaturas ejercen presión sobre el cuerpo y pueden convertirse en un cómplice en la terapia farmacológica. / © Adobe Stock/New Africa
El verano está en pleno apogeo y trae consigo olas de calor una vez más. El Servicio Meteorológico Alemán (DWD) las define como episodios de tres o más días consecutivos que se encuentran entre el 2 % más caluroso de los registrados en esta región durante períodos similares. A pesar de los numerosos días de lluvia, el verano de 2024 fue, en promedio, 2,2 °C más cálido que el período de referencia de 1961 a 1990 (1). Olas de calor particularmente intensas ocurrieron en 2015 y 2022 (2, 3).
Las olas de calor se asocian a un aumento significativo de las visitas a urgencias, los ingresos hospitalarios y las muertes relacionadas con el calor. Se estima que en 2015 se produjeron aproximadamente 5200 muertes relacionadas con el calor en Alemania, cifra que ascendió a 8100 en 2022. Con 98 muertes relacionadas con el calor por millón de habitantes en 2022, Alemania se situó en la mitad de la clasificación de los países europeos de comparación, por detrás de países como Francia, que parecen haber implementado medidas de protección más eficaces.
El cuerpo humano cuenta con diversos mecanismos para adaptarse a un amplio rango de temperaturas. El llamado rango de confort térmico se sitúa generalmente entre 19 y 26 °C, aunque varía de una persona a otra y también depende de factores como la humedad. A temperaturas superiores al rango de confort, comienza la adaptación termorreguladora. Las respuestas fisiológicas al calor incluyen un aumento de la producción de sudor, un mayor flujo sanguíneo a la piel y un aumento de la frecuencia cardíaca.
Los trastornos de salud relacionados con el calor varían desde molestias menores, como una erupción cutánea inofensiva (miliaria), hasta un golpe de calor potencialmente mortal. Los mecanismos adaptativos del cuerpo pueden provocar deshidratación, hipovolemia e hiperosmolalidad, y sobrecargar los sistemas orgánicos (4). El aumento del flujo sanguíneo periférico puede causar edema por calor en los tobillos y la parte inferior de las piernas o provocar agotamiento por calor.
En particular, con la exposición prolongada al calor, puede producirse agotamiento por calor, acompañado de debilidad, malestar general, mareos y una temperatura corporal central superior a 40 °C, pero sin causar síntomas neurológicos graves. También puede producirse un golpe de calor, con una temperatura corporal central superior a 40 °C y alteración de la consciencia, posiblemente acompañado de convulsiones cerebrales. El golpe de calor debe tratarse de inmediato.

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